Muchos de los niños que han crecido sin una rutina diaria o sin límites, a
partir de los tres o cuatro años, son difíciles de manejar, ya que están
constantemente buscando y probando hasta donde pueden llegar especialmente si
están haciendo algo que les gusta. También se resisten a asumir sus
responsabilidades como recoger los juguetes, la ropa sucia, su plato de la mesa...Cuando esto ocurre, los padres tienen que
invertir mucha energía en lograr que estos niños obedezcan y cumplan con sus
responsabilidades. Les hablan, les gritan…y todos terminan exhaustos, los/as niños/as por estar retando a los padres y éstos por tratar de que los
obedezcan.Por ello, invertir un poco de
tiempo en establecer una rutina diaria y establecer ciertos límites va a facilitar grandemente la vida familiar.
Los/as niños/as necesitan seguir una rutina porque les transmiten la idea de que las cosas suceden una detrás de la
otra, siempre de la misma manera, lo que le ayuda a predecir los
acontecimientos, a preverlos y a esperarlos. Todo ello le ayuda a organizar su
mundo interior y le aporta tranquilidad y confianza, lo que a su vez le facilita el desarrollo de la autonomía personal, y en definitiva,
sentirse seguros en su nuevo ambiente.Desde el primer día de curso, las rutinas marcan el día a día en nuestra aula, y estas rutinas estan diseñadas para atender las necesidades de nuestros peques, tanto educativas como asistenciales. Hay momentos para todo: de juego, de descanso, de interacción con los iguales, de higiene y alimentación... pero siempre se realizan en el mismo orden, lo que contribuirá a favorecer su adaptación al cole.
¡Mirad todo lo que hemos hecho hoy!