¿CÓMO
ENSEÑAR A NUESTROS HIJOS E HIJAS A CRECER
FELICES?
Según
dice Maite Vallet en su libro “Educar a niños y niñas de 0 a 6 años”, si en
cada
etapa de la vida enseñamos a los niños y niñas todo aquello que están
preparados
para aprender, se sentirán dispuestos a aprender y encantados de hacerlo.
DISFRUTAN APRENDIENDO. Debemos armarnos de paciencia y mantener una
actitud positiva.
Retrasar
los aprendizajes porque tenemos prisa y no hay tiempo para comer o vestirse
sin ayuda, para que recoja solo sus juguetes, etc., los dificulta y
complica.
Si
queremos que nuestro hijo o hija se convierta en una persona autónoma, tenemos
que
enseñarle, en las primeras etapas de su vida, todo aquello que está preparado y
dispuesto
a aprender. De lo contrario, nos tenemos que preparar para que dependa
de
nosotros o para depender nosotros de ellos, realizando las tareas que ellos
podrían
hacer.
El
cometido de los padres y madres consiste en permitir, enseñar y animar a sus
hijas
e hijos a valerse por sí mismos. A veces frenamos su aprendizaje al realizar
nosotros
lo que podrían hacer ellos.
En el
siguiente punto vemos todas las actividades que pueden realizar sin
depender:
ACTIVIDADES
DE AUTONOMÍA EN LA
INFANCIA (0 A 6 AÑOS)
·
Higiene
personal: ir solo al baño,lavarse,
cepillarse los dientes,ducharse
y dejar el cuarto de baño
limpio y recogido.
· Vestirse.
Preparar y recoger la ropa.
·
Comer
de todo y sin ayuda.
·
Acostarse
a la hora convenida en su
cama.
·
Mantener
ordenado su cuarto: juguetes,
cuentos, ropa, …
Juego:
disfrutar jugando solo y compartiendo
su juego con otros niños
y niñas.
¿Cómo
conseguir que alcancen todos estos aprendizajes?
Enseñando en ambiente relajado, sin prisas.
Practicando, ensayando y permitiendo que cometan errores. Asumiendo que los
errores forman parte del proceso de crecer.
Antes
de analizar detalladamente cómo enseñar aprendizajes concretos, veamos
qué
supone que un niño o una niña adquiera autonomía.
Crecer
es pasar de una etapa a otra desprendiéndose de las dependencias de la
etapa
anterior y aceptando la autonomía de la nueva etapa. Esto es animar a
crecer.
A
lo largo de la infancia, pasar de una etapa a otra supone un esfuerzo, debido a
que
para ello es necesario desprenderse de lo conocido y afrontar lo
desconocido.
La
ayuda de los padres y madres en este proceso es crucial. Puede suceder que
cuando
comprueban que a sus hijos e hijas les cuesta tanto dar pasos hacia la
autonomía,
evitan que se esfuercen, evitando también el disfrute de los nuevos aprendizajes.
“Yo solo”, “ya puedo”. El esfuerzo del desprendimiento es fundamental para poder
crecer.
Aunque
haya veces que nos desprendemos sin esfuerzo, en la mayor parte de los
casos
nos cuesta. Sin embargo desprenderse no conlleva sólo esfuerzo, implica
también
satisfacción. La satisfacción de lograr algo que solamente podrá alcanzar
si
asume el esfuerzo.
Las
personas que educamos a niños y niñas debemos animar a crecer en lugar de
frenar
su aprendizaje “para que no sufran”.
“Les
animamos a crecer cuando le enseñamos a desprenderse de nosotros, cuando
aprende
a ser autónomo” (Maite Vallet).
¿Qué
supone alcanzar autonomía?:
·
Conquistando
la autonomía conseguimos seguridad. Las personas
autónomas son
personas seguras.Educamos
transmitiendo mensajes. Mensajes de inseguridad o de
seguridad.Cuando
transmitimos mensajes de inseguridad no lo hacemos conscientemente, sino
creyendo que así ayudamos a nuestro hijo o hija a sentirse más feliz. Pues es
todo lo contrario.Transmitimos mensajes de seguridad cuando enseñamos a
vestirse, a comer, a bañarse; es decir, a valerse por sí mismo. De esta manera
estamos diciendo: “tú puedes, eres capaz de
aprender”.Si
sobreprotegemos, estamos trasmitiendo:
“todos tenemos que cuidarte, tú no tienes que esforzarte, eres pequeño, no eres
capaz de aprender”. Los mensajes que transmitimos con nuestras actitudes se
captan mejor que las palabras o las acciones en sí. Lanzamos mensajes de ánimo o
desánimo. Si
el niño o la niña aprende, asume esfuerzos y disfruta del aprendizaje, crece con
seguridad. Siente su valor y va conociendo el de los demás. Pero el niño o la
niña al que le dan todo hecho, siente que necesita depender de las demás
personas para afrontar la vida. Le convertimos en un ser
inseguro.“La
seguridad en uno mismo es imprescindible para seguir aprendiendo y para
progresar, para crecer sanos en el más amplio sentido de la palabra. Pero la
seguridad nada tiene que ver con la prepotencia en la que se educa actualmente a
muchos niños. Se les da todo hecho. Dependen de las personas que resuelven su
vida: les bañan, les visten y les dan de comer. No les enseñan a ordenar sus
uguetes ni a recoger su ropa. Ellos mandan, deciden cuándo quieren acostarse y
si prefieren dormir en la cama de sus padres. Les compran lo que les pidan con
tal de que no tengan rabietas.Crecen
pensando que otros tienen que resolver su vida y hacer lo que ellos quieran. Sin
esforzarse lo consiguen todo. En definitiva, acaban siendo inseguros, aunque
aparenten seguridad; se vuelven prepotentes, “niños tiranos” que exigen que se
haga su voluntad.” (Maite Vallet. “Educar a niños y niñas de 0 a 6
años”).
·
Conquistando
la autonomía conseguimos también
responsabilidad.Hay muchas personas que piensan que hasta que
pasan unos años de su vida, los niños
y niñas no pueden adquirir responsabilidad. Sin embargo, como
dice Maite
Vallet en el libro antes nombrado, “el ser humano aprende a
responsabilizarse, o a no hacerlo, desde la primera etapa de su vida”.
·
Autonomía
y atención: si les enseñamos a lavarse, vestirse, a comer, a recoger,
etc. Si asumen la responsabilidad de realizar sus actividades cotidianas,
aprenden a concentrarse. No podrán realizar todas las actividades si no se
concentran.Al
cabo del día hay innumerables actividades que ayudan a prestar atención. Si les
enseñamos a hacerlas y les dejamos que sean ellos quienes lo lleven a la
práctica, ejercitarán la atención de forma natural. Después les resultará más
sencillo cuando tengan que estudiar.
·
Autonomía
y orden lógico: debemos favorecer que piensen. Autonomía
e inteligencia van íntimamente unidas. Cuando enseñamos a hacer las cosas
autónomamente, lavarse, peinarse, ordenar su cuarto, armario, comer, etc., les
estamos enseñando a desarrollar un orden lógico que desarrolla su capacidad de
pensar y razonar.Esta
capacidad también ayudará más adelante cuando tengan que estudiar. La persona
verdaderamente autónoma, razona constantemente, tiene que pensar para resolver
situaciones cotidianas. No depende de
otras personas que piensen en su lugar.
·
Autonomía
y fuerza de voluntad: parece que la fuerza de voluntad se
desarrollará
también en etapas posteriores, no en la infancia. Pues también se ejercita en la
primera infancia. Se trata de repetir una y otra vez lo que le cuesta hacer,
hasta aprenderlo. Así adquiere hábitos. Cuando tenga que estudiar le resultará
más sencillo ejercitar la fuerza de voluntad en el estudio y en su vida en
general.
·
Autonomía,
disciplina y obediencia.Por
último la autonomía está relacionada con el desarrollo de la disciplina interna
y con la disciplina externa u obediencia.La
disciplina interna supone la autodisciplina, el autocontrol, el equilibrio
interno, que el niño y la niña van adquiriendo cuando sienten seguridad. Es la
capacidad para controlar su mundo.“Cuando
en lugar de regañarle por lo que hace mal, le enseñamos a hacerlo bien, se
siente tranquilo interiormente. Cuando le gritamos constantemente porque no hace
bien las cosas, le ponemos nervioso, le alteramos, y sigue sin saber cómo debe
ser su comportamiento la próxima vez”.
¿CÓMO
PODEMOS PONER EN PRÁCTICA TODO LO DICHO
HASTA
EL MOMENTO?
Una
vez vista la importancia de la autonomía en la primera etapa de la vida de
nuestros hijos e hijas, analicemos más concretamente cómo podemos realizar estos
aprendizajes en diferentes situaciones de nuestro día a día.
Poco
a poco debemos enseñar a los niños y niñas a valerse por sí mismos y hacer
las cosas
sin ayuda. No se trata de que así podemos liberarnos y dejarlos solos. Debemos
acompañarlos mientras nosotros hacemos
nuestras propias tareas.
Mientras
va aprendiendo a desenvolverse autónomamente, irá
desarrollando seguridad,
responsabilidad, atención, disciplina y fuerza de
voluntad.
Anteriormente
hemos visto qué actividades pueden aprender a realizar autónomamente, sin
depender.
Ahora
describiremos alguna de estas actividades:
Regla
de oro:
NUNCA ENSEÑAR A HACER UNA ACTIVIDAD
CUANDO TENEMOS
PRISA.
Debemos aprovechar los momentos relajados en familia
para practicar
o ensayar los aprendizajes.
Veamos
algunos ejemplos:
·
¿Cómo
enseñar a jugar solo?
Los
niños y niñas deben aprender a jugar en soledad, para así conocerse a
sí mismos,
sus gustos, preferencias, etc. Debemos
enseñarles desde los primeros meses de vida a tener un tiempo para sí mismos,
igual que debe aprender a respetar que los demás necesitan su propio tiempo en
soledad.Le
explicamos lo que tiene que hacer: “ahora tienes que ir a jugar a tu cuarto con
tus juguetes”, le explicamos cuáles son los límites y las consecuencias de no
hacerlo: si juega se entretiene, si no juega se aburre porque nadie va a hacerle
caso durante ese tiempo que debe estar solo. Debemos
ser siempre coherentes con lo que decimos.
·
Enseñar
a abrir y cerrar puertas:
este es un ejemplo de la gran importancia de nuestra actitud a la hora de
enseñar. Generalmente
cuando un niño o una niña va a abrir o cerrar una puerta, las personas adultas
reaccionamos casi siempre infundiendo temor, de forma agresiva, transmitiendo
mensajes de nerviosismo y dando órdenes.Siempre
que la seguridad de nuestro hijo o hija está en peligro, esta actitud está
justificada. Pero podemos evitar reaccionar de esta manera la próxima vez,
enseñándoles a hacerlo correctamente.Necesitan
aprender la forma de manejarla con habilidad y les dejaremos ensayar hasta que
aprendan a hacerlo bien. De
esta manera podemos dejar de preocuparnos y de actuar con nerviosismo cada vez
que se acerquen a una puerta.
·
Actividades
relacionadas con la higiene. Debemos
enseñarles a usar el inodoro correctamente, lavarse las manos, la cara, etc., y
dejar siempre limpio el baño después de usarlo. En
el día son varias las ocasiones que deben lavarse las manos. Si les enseñamos
paso por paso lo que deben hacer y les dejamos practicar hasta que aprendan
bien, corrigiendo sus errores y animándoles a hacerlo correctamente, podrán
realizar esta y otras actividades rápidamente y sin
depender.
CONCLUSIÓN.
Educar
es una tarea compleja que requiere todo nuestro esfuerzo y sentido
común para
actuar de la mejor manera ante las
distintas situaciones de la vida cotidiana.
Enseñar
supone un gran esfuerzo por parte de todas las personas implicadas,
las personas
adultas y los niños y niñas.
Pero
es un esfuerzo que merece la pena realizar pues el objetivo final es el
desarrollo integral de nuestra infancia, para que crezcan en las mejores
condiciones, en un ambiente tranquilo, que fomente el desarrollo de personas
autónomas,
seguras de sí mismas y a gusto con los demás.
Son
muchas las actividades que hay que realizar a lo largo de un
día. Si
hacemos todo por nuestros hijos e hijas les perjudicamos a ellos y nos
agotamos nosotros.
Si
hacemos lo que les corresponde hacer a ellos les convertimos en personas
dependientes.
Ante
las diferentes actividades debemos actuar de la siguiente forma si queremos
que
nuestros hijos e hijas sean personas autónomas:
·
Enseñar
paso a paso la actividad.
·
Dejar
que practiquen una y otra vez corrigiendo sus errores y animando a hacerlo
bien la siguiente vez.
·
Así
hasta que alcancen el aprendizaje y consigan hacerlo sin ayuda.
Para
finalizar, una poesía de Gabriel Celaya que lleva por
título:
“EDUCAR
“
Educar
es lo mismo
que
poner motor a una barca…
hay
que medir , pesar, equilibrar…
y
poner todo en marcha.
Pero
para eso,
uno
tiene que llevar en el alma
un
poco de marino…
un
poco de pirata…
y
un kilo y medio de paciencia
concentrada.
Pero
es consolador soñar.
mientras
uno trabaja
que
ese barco , ese niño
irán
muy lejos por el agua.
Soñar
que ese navío
llevará
nuestra carga de palabra,
hacia
puertos distantes,
hacia
islas lejanas.
Soñar
que cuando un dia
esté
durmiendo nuestra propia
barca,
en
barcos nuevos seguirá nuestra
bandera
enarbolada.
BIBLIOGRAFÍA
“Educar
a niños y niñas de 0 a 6 años”. Maite Vallet. Editorial
Praxis.
“Cómo
educar a mi hijo durante su niñez (de 6 a 12 años). Maite Vallet.
Ed. Praxis.
“Educar
sin gritar”. Guillermo Ballenato. La esfera de los libros.
“Guía
para padres con poco tiempo y mucho cariño”. L. Muiño. Juventud.
“Cuatro
claves para que tu hijo sea feliz”. F. Alberca. Almuzara.
“Entre
padres e hijos”. Haim G. Ginott. Ed Medici