Como nos ha contado Pablo, Warhol ilustró el cuento de La Gallinita Roja. Hemos explicado que un ilustrador es el que hace los dibujos o imágenes del cuento. Pablo ha traído un mural con el cuento y además la seño lo ha puesto en la pizarra digital.
Y aquí la historia de la Gallinita
roja
Érase una vez, un perro, un gato, un ratón y una
gallinita roja que vivían en una granja
vieja en una colina florida que se rodeaba de huertas de trigo dorado. La
gallina se pasaba el día trabajando mientras que el perro, el gato y el raton
se lo pasaban holgazaneando. Un día, la gallinita roja encontró unos granos de
trigo esparcidos por el corral. — ¡Miren lo que he encontrado! —les dijo a los
otros animales. — ¿Quién me ayudará a sembrar este trigo?
— ¡Yo no! —dijo el perro.
— ¡Yo no! —dijo el gato.
— ¡Yo no! —dijo el ratón.
—Entonces lo haré yo sola —dijo la gallinita roja. Así
lo hizo. Sabía que las semillas necesitaban agua para crecer. ¿Quién me ayudará
a regar estas semillas? – preguntó la gallinita roja.
— ¡Yo no! —dijo el perro.
— ¡Yo no! —dijo el gato.
— ¡Yo no! —dijo el ratón.
—Entonces lo haré yo sola —dijo la gallinita roja. Así
lo hizo. La gallinita roja regó la tierra y esperó pacientemente para que el
trigo creciera. Cuando el trigo estuvo alto y dorado, sabía que estaba listo
para cortar. — ¿Quién me ayudará a cortar el trigo? — preguntó la gallinita
roja.
— ¡Yo no! —dijo el perro.
— ¡Yo no! —dijo el gato.
— ¡Yo no! —dijo el ratón.
—Entonces lo haré yo sola —dijo la gallinita roja. Así
lo hizo. Pronto la canasta de la gallinita roja estaba llena de trigo. — ¿Quién
me ayudará a llevar el trigo al molino para molerlo a harina?—preguntó la
gallinita roja.
— ¡Yo no! —dijo el perro.
— ¡Yo no! —dijo el gato.
— ¡Yo no! —dijo el ratón.
—Entonces lo haré yo sola —dijo la gallinita roja. Así
lo hizo. El molinero simpático molió el trigo a harina fina y suave, y la
gallinita roja volvió con un gran saco basto. — ¿Quién me ayudará a hacer pan
con esta harina? —preguntó la gallinita roja.
— ¡Yo no! —dijo el perro.
— ¡Yo no! —dijo el gato.
— ¡Yo no! —dijo el ratón.
—Entonces lo haré yo sola —dijo la gallinita roja. Así
lo hizo. La gallinita roja mezcló la harina en una masa pegajosa y la amasó en
una barra suave. — ¿Quién me ayudará a poner este pan en el horno? —preguntó la
gallinita roja.
— ¡Yo no! —dijo el perro.
— ¡Yo no! —dijo el gato.
— ¡Yo no! —dijo el ratón.
—Entonces lo haré yo sola —dijo la gallinita roja. Así
lo hizo. La cocina se llenó de la aroma deliciosa del pan que se estaba
horneando, y los otros animales vinieron a ver lo que estaba pasando. La
gallinita roja sacó el pan caliente del horno, y lo puso sobre la mesa. —
¿Quién me ayudará a comer este pan sabroso y fresco? — preguntó la gallinita
roja.
— ¡Yo! —dijo el perro.
— ¡Yo! —dijo el gato.
— ¡Yo! —dijo el ratón.
—No —dijo la gallinita roja. —No me ayudaron a
sembrarlo, ni regarlo, ni cortarlo, ni molerlo ni hornearlo. ¡Lo comeré yo
sola! — Y así lo hizo.
— ¡Vaya! —dijo el perro.
— ¡Dios mío! —dijo el gato.
— ¡Nos pasa por vagos! —dijo el ratón.
La siguiente vez que la gallinita roja encontró unos
granos de trigo, el perro los sembró en la tierra rica, el gato los regó con
cuidado cada día, y el ratón cortó el trigo cuando estaba alto y fuerte. Cuando
terminaron de hornear la masa, los animales prepararon chocolate caliente y
comieron el pan fresco y caliente. ¡Era delicioso! Y los animales vivieron
felices para siempre, cooperando y ayudándose cada día.
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Nos ha encantado el cuento. La seño nos ha puesto otra versión hecha por Disney que también nos ha gustado mucho.
Después hemos elaborado unas caretas de gallinita roja pintándolas con una nueva técnica que consiste en mojar tiza en agua, creando así un efecto acuarela como los dibujos ilustrados por Warhol.
Y aquí el resultado